Reflexiones: Bob Dylan – The Times Are Changing. Feminismo y de cuándo la lucha se generaliza.

El cambio generacional de «The times are changing” de Bob Dylan, habla de una renuncia de las generaciones jóvenes a valores sociales, morales, sexuales muy arraigados en sus padres y abuelos. 

Actualmente el cambio generacional es por “adición”. Hay nuevas tecnologías, nuevas formas de relación. El sistema capitalista se ha convertido en el gigante de la información, y son las generaciones anteriores, padres y abuelos, que no “se actualizan” a tiempo. Las costumbres “socioconsumistas” han cambiado mucho, pero no muchos de los valores morales y sociales que siguen perpetuándose des de hace décadas. 

Las transformaciones pues actuales, son algo más superficiales. Sustituimos por ejemplo la comunicación por la conectividad, sin que ello afecte necesariamente en los valores morales de una sociedad, por ejemplo. Obviamente hay afectaciones, y a nivel individual, somos seres distintos que hace veinte años. Pero no por una renuncia consciente de valores establecidos como en el caso del contexto de Dylan. El abanico capitalista se ha abierto en la dispersión, se aceptan todo tipo de facetas, podemos ser lo que queramos des de una apariencia física o un pensamiento efímero. Pero no propicia que profundicemos en las decisiones ni en los valores. Los cambios son rápidos y fluidos. Socialmente nos hemos vuelto más pragmáticos que nunca, pero esta virtud se torna en contra en el momento en que somos incapaces de consolidar pensamiento, profundizar en él y renunciar a él si se diera el caso. 

En la sociedad de la novedad y la dispersión, las personas debemos ocupar un sinfín de temas antes para llegar a la raíz de los problemas sociales derivados del sistema socio-económico. La estructura se ha opacado, y ya no sabemos en qué causa debemos luchar. Los frentes están abiertos, las opciones se multiplican y cada uno se encara a aquello que le interpela, porque lo demás…a veces no es posible llegarlo a ver, ocupado en otras direcciones; y a veces no le da tiempo de valorar nada porque cuando llega, el «aquello» ya cambió. 

Por poner un ejemplo, pasa esto con movimientos de lucha social como el Feminismo. Han sido transformados de tantas formas en los últimos diez años, que ahora mismo, son luchas sin apenas objetivos comunes. O por lo menos marcadamente «pluriobjetivales». Y no es que esté en contra, ni mucho menos, pero siento que el poder de dispersión y posterior normalización del capitalismo ha efectuado su técnica con mucha eficacia en estos movimientos sociales. En el momento en que no se tienen unos objetivos, sino que cada uno defiende dentro del colectivo lo que a su interés repercute, el movimiento pierde toda su fuerza. Y eso para mí, ha sucedido en parte al feminismo español. Como movimiento social, se ha permitido convertirlo en una moda, en una tendencia, que, como toda iniciativa en el marco de consumo capitalista, tiene un plazo de vida concreto y muere por su propio agotamiento. 

Desconozco los futuribles…No quiero hacer juicios de valor, pues si que creo que ha habido conquistas ganadas en el campo del feminismo de estos últimos años. Simplemente propongo revisar constantemente aquello que coreamos en las manifestaciones. Para que, en un plazo corto, no se vuelvan en contra o no se caigan en el olvido silencioso. Propongo que hagamos el “costoso ejercicio” de no ponernos una etiqueta: Yo soy feminista. Sino que valoremos porque nos queremos considerar feministas y que cuestiones implica en nuestra persona y en las relaciones con los otros. 

Yo soy feminista, pero no me gusta decirlo. Me gusta serlo. He tenido furiosos debates con cariño con mis amigas acerca de este tema. Algunas defienden que se necesita la visibilización constante, para que más y más gente se conciencie de la lucha. Estoy de acuerdo, pero revisando mi contexto, quizá no necesitamos más visualización, sino una limpieza profunda de aquellos valores tóxicos. El bombardeo “feminista” ha tenido su repercusión, pero ahora, empieza a oxidarse en la normalización capitalista. Y el peligro recae aquí. Quizá necesitemos menos eslóganes bonitos en los periódicos y más actuar en nuestro día a día acorde a lo que pregonamos. 

Y eso no quiere decir dejar de asistir a los grupos, manifestaciones y todo aquello que nos haga más fuertes como colectivo en una lucha, pero no olvidar tampoco que la lucha proviene de una lucha de clases sociales, que los objetivos feministas competen a muchas más personas, y que deberíamos ser más inteligentes esquivando los tentáculos capitalistas. Porque en nuestro contexto, el término “feminazi” era inevitable que ocurriera, pero también era inevitable que ondeara la bandera lila en una publicación absurda de Instagram, con enorme visualización, pero vacía de cualquier contenido reivindicativo y transformador en su mensaje. 

Las luchas así, se convierten en panfleto. Y el panfleto puede repartirse, venderse o tirarse a la basura. 

·Cuándo la lucha se generaliza· 

Muy relacionado con este tema trajeron en clase una canción de María Arnal y Marcel Bagés. Y su problemática aparecía al valorarla des de la reivindicación dispersa que presentaba. 

https://www.youtube.com/watch?v=oryCyDWOReA&list=PLXax7iOTu7QMTKngJ8Vc0Vek9iE2FOQnz&ab_channel=MariaArnaliMarcelBag%C3%A9s

Esta canción presenta una queja de la sociedad posmoderna. Pero es tan general la denuncia que se pierde en “la nada”. 

“Si pudiera prevenirte con una guerra / Clasificarte como amenaza extranjera / Disparar el fuego publicitario sobre tu cabeza / Condenarte a la ignorancia y a la pobreza / Con créditos bancarios” 

¿Parece que se queja del sistema capitalista, de las guerras, a quién condena a la pobreza y la ignorancia? ¿La dominación por parte de quién? Habla también del consumo, de la publicidad, de todas las situaciones injustas a las que nos vemos enfrentados socialmente. 

“Miedo ensordecedor y aburrimiento / Y la dominación de las capas más cultas y del conocimiento / De esta civil-li-li-li-za-ción”

Obviamente estoy siendo cínica pues muchas ideas se entienden en esta canción, precisamente porque ilustran tópicos, reivindicaciones típicas en contra del sistema socio-económico que tenemos y vivimos.

Si nos quejamos de todo “en general” apuntamos poco a las luchas en detalle. ¿Entonces sirve de algo? 

¡¡¡Qué asco de civilización!!! Ok, es lo que hay. ¿Qué mas? 

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